El Seseribó ya no existe. La salsoteca más famosa de Quito, que funcionó por un par de décadas se fue quedando sola. Los dueños no se explican la razón de por qué un bar tan famoso, se quedó sin su público. Sospecho que la vieja guardia, de los años 90, que inundaba las salas del "Sese" miró para otro lado. El tiempo pasa y el cuerpo busca otras expresiones. Otros ritmos... pero un poco recordando como era el" Sese" dudo que haya sido el regueton. Estas fotografías, son de la última noche que el legendario bar abrió sus puertas para la despedida final. Un adios, a la altura, del embriagante y delirante ritmo que imponía el Seseribó en sus tiempos mozos.
Toda la nostalgia se viene con tus fotos amigo querido... tantos aprendizajes en este santuario de la salsa clásica, del son, del huahuancó... tantos personajes que aparecían por ahí de pronto... tantas historias que empezaron y acabaron tras sus puertas... Yo fui por primera vez con mi negra del alma pocos meses antes de terminar el colegio... como no teníamos plata y los tragos en el Sese siempre fueron caros, le pedíamos a los bar tenders que nos regalen aguita... a veces nos daban agua de alcalde, a veces se abrían alguna botellita... fuimos tantas veces después que sin darme cuenta ya sabía bailar salsa... y esa era la movida... bailar y bailar... el síntoma de la buena noche bailada era llegar a casa con las piernas casi entumecidas... entonces sabíamos que le sacamos el jugo al Sese. El baile en pareja no tiene igual. Yo iba a bailar con mi chama en la panza... hasta que ya mismo no podía moverme por la panzota... los colores de las paredes, los rincones llenos de cuadros y esa maravillosa música acompañaron tantas decisiones, tristezas y celebraciones mías!!! Cuando ambas pistas se llenaban de bailadores la energía se movía de tal manera que seguro enviábamos ondas de armonía y amor profundo al universo... cuando el sese cerró, nos devolvió nuestros pedacitos de espíritu con que le fuimos haciendo con el paso del tiempo. Se fue en paz, nos lo dió todo. Lindas fotos Edú! qué bacán que haya registros de estos espacios mágicos de nuestro Quito fantástico. Tremendo aporte.
El Seseribó ya no existe. La salsoteca más famosa de Quito, que funcionó por un par de décadas se fue quedando sola. Los dueños no se explican la razón de por qué un bar tan famoso, se quedó sin su público. Sospecho que la vieja guardia, de los años 90, que inundaba las salas del "Sese" miró para otro lado. El tiempo pasa y el cuerpo busca otras expresiones. Otros ritmos... pero un poco recordando como era el" Sese" dudo que haya sido el regueton.
ResponderEliminarEstas fotografías, son de la última noche que el legendario bar abrió sus puertas para la despedida final. Un adios, a la altura, del embriagante y delirante ritmo que imponía el Seseribó en sus tiempos mozos.
Toda la nostalgia se viene con tus fotos amigo querido... tantos aprendizajes en este santuario de la salsa clásica, del son, del huahuancó... tantos personajes que aparecían por ahí de pronto... tantas historias que empezaron y acabaron tras sus puertas... Yo fui por primera vez con mi negra del alma pocos meses antes de terminar el colegio... como no teníamos plata y los tragos en el Sese siempre fueron caros, le pedíamos a los bar tenders que nos regalen aguita... a veces nos daban agua de alcalde, a veces se abrían alguna botellita... fuimos tantas veces después que sin darme cuenta ya sabía bailar salsa... y esa era la movida... bailar y bailar... el síntoma de la buena noche bailada era llegar a casa con las piernas casi entumecidas... entonces sabíamos que le sacamos el jugo al Sese. El baile en pareja no tiene igual. Yo iba a bailar con mi chama en la panza... hasta que ya mismo no podía moverme por la panzota... los colores de las paredes, los rincones llenos de cuadros y esa maravillosa música acompañaron tantas decisiones, tristezas y celebraciones mías!!! Cuando ambas pistas se llenaban de bailadores la energía se movía de tal manera que seguro enviábamos ondas de armonía y amor profundo al universo... cuando el sese cerró, nos devolvió nuestros pedacitos de espíritu con que le fuimos haciendo con el paso del tiempo. Se fue en paz, nos lo dió todo. Lindas fotos Edú! qué bacán que haya registros de estos espacios mágicos de nuestro Quito fantástico. Tremendo aporte.
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